Se ocupó de literatura desde diversas perspectivas: profesor de la universidad, crítico literario, consejero editorial, traductor (Shakespeare, Baudelaire, Verlaine, Hopkins), ensayista (Balzac y la Comedia humana, Leer a Saint-Simon, Victorianos y modernos), etc. Otros de sus títulos son El mágico prodigioso, semblanza de Juan Perucho, La casa de los santos, Cuaderno de escritura y Tarea de escribir. Publicó también ocho volúmenes de poesía, el último de ellos Retrato de París (1999), y las novelas La sombra del tiempo, Viaje a España, El lugar del aire, Es otoño en Crimea, La noche más lejana, Jardín inglés y Los secretos de San Gervasio.
Una de las novelas más audaces de Jane Austen.
Emma Woodhouse, la hija de un rico terrateniente, se muda al pequeño pueblo de Hartfield. Aburrida de su plácida vida junto a su padre, se dedicará en cuerpo y alma a su pasatiempo favorito: hacer de casamentera entre sus conocidos y jugar con sus vidas a su antojo. Sólo George Knightley será capaz de enfrentarse a Emma y criticar duramente su comportamiento, lo que provocará una deliciosa pugna entre ambos.
«Percibimos en Emma ecos sofocados de un drama íntimo que la buena educación impide manifestar de una manera más clara. Esa prosa sencilla, elegante, natural, tiene una transparencia engañosa, su limpidez sugiere que no contiene nada más que lo que vemos, y disimula púdicamente secretos que no han dejado de intrigar a sus lectores.» De la introducción de Carlos Pujol.
Emma Woodhouse, la hija de un rico terrateniente, se muda al pequeño pueblo de Hartfield. Aburrida de su plácida vida junto a su padre, se dedicará en cuerpo y alma a su pasatiempo favorito: hacer de casamentera entre sus conocidos y jugar con sus vidas a su antojo. Sólo George Knightley será capaz de enfrentarse a Emma y criticar duramente su comportamiento, lo que provocará una deliciosa pugna entre ambos.
«Percibimos en Emma ecos sofocados de un drama íntimo que la buena educación impide manifestar de una manera más clara. Esa prosa sencilla, elegante, natural, tiene una transparencia engañosa, su limpidez sugiere que no contiene nada más que lo que vemos, y disimula púdicamente secretos que no han dejado de intrigar a sus lectores.» De la introducción de Carlos Pujol.