Mientras busca su identidad como artista, un joven bailarín cae en el escenario. Tras este descuido fatal deberá enfrentar las consecuencias de una adicción que consume sus días y lo lleva a recorrer la geografía nocturna de una ciudad cuyos personajes están destinados a causar el asombro de los lectores. Poco a poco la trama principal revelará entre sus grietas una infancia que le dejó a cuestas una madre desaparecida y una abuela con delirios de grandeza.
Este joven idealista, que se entrega a la danza con una pasión luminosa y es incapaz de soportar el mundo sin anestesia y ver lo que lo amenaza desde la profundidad de su ser, deberá enfrentar lo que Nietzsche llama la última soledad, la del hombre que despierta y mira el precipicio por donde camina.
Adolfo Macías nos entrega en estas páginas una novela sobre el arte, el dolor y el vértigo de estar vivos. Un relato que inevitablemente nos conduce a la reflexión y nos enfrenta a la posibilidad de descorrer el velo de la luz y mirar ahí dentro de nosotros mismos.
Ingresa al género de la novela con Laberinto junto al mar (Editorial Planeta, 2001). Su segunda novela, El dios que ríe (Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2007), muestra un ensamble de géneros diversos, hábilmente entrelazados en una trama que oscila entre la fantasía y la realidad, mostrando algunas de sus obsesiones: personajes femeninos arrebatadores, el absurdo existencial, el desborde del erotismo y la ironía social. Posteriormente publica ...
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